Tuesday, July 28, 2009

Instituto Cultural de León, Guanajuato

Este blog inicia como un intento por dialogar sobre la administración pública de la cultura en León.

Poco tiene que ver con la labor subjetiva de quienes justifican su existencia a través del arte: ell@s se dedican sin duda a lo suyo sin que las instituciones burocráticas acaso les importen. Prueba de lo anterior es la producción independiente de obras artísticas que acaece sin que existan vínculos con las intituciones públicas.

Tiene que ver de manera particular con un asunto desconcertante: el conjunto de anomalías que expresan modos de administrar los recursos públicos y que, dada la situación de oscuridad absoluta sobre cifras y dineros en que se obstina la dirección del Instituto Cultural de León, resultan por lo menos en la sospecha sobre la acertada conducción del mismo.

Anomalías como, por ejemplo, el hecho de apoyar producciones cuya calidad hace homenaje de lo cutre y que no obstante han sido merecedoras de nutridos recursos sin justificación evidente que no sea la proximidad amistosa con quien otorga los caudales del erario.

Bastaría citar ciertos colectivos "patito" -incluso de hule- encabezados por gente que ha hecho del presupuesto público su modus vivendi desde hace años.

Anomalías además como la edición más reciente de la Feria Nacional del Libro de León que se constituye como un evento de estudiantes acarreados al peor estilo demagógico de la política mexicana, con el resultado de jóvenes que, desde el tedio, terminan abominando de los libros.

Habrá que ser justos: en cierto caso la Feria del Libro ha sido útil, por agregar otro ejemplo, para los estudiantes de bachillerato que ven en ella la oportunidad de cumplir con el trámite del servicio social si impostan ser, durante unos cuantos días, edecanes de ocasión.

En suma, la gente de León le da la espalda a la Feria del Libro -con cifras de asistencia que decrecen año con año- y con razón: quién querría perder su tiempo en un evento sin calidad de no ser que lo lleven a fuerza o que exista una conveniencia práctica de por medio...

El Instituto Cultural de León ha caído en una ineficacia creciente desde que el pintor Juan Meliá se hiciera cargo del mismo toda vez que su anterior directora, Alicia Escobar Latapí dejara el cargo, por cierto, con una administración cuestionable pero de notable mayor eficacia que la emplazada por Meliá.

Al ser nombrado este último para ocupar la Coordinación de Teatro, quedó en su lugar su amigo el pintor Mario Méndez, quien al parecer ha hecho suya la consigna de hacer del Instituto Cultural de León algo contingente.

En efecto, da lo mismo que esté o no el Instituto Cultural de León. Pero ése no es el problema sino la cantidad de recursos que maneja y la forma como se conduce respecto a un código formal que nunca ha sido claro ni distinto.

Lo anterior está directamente vinculado con una exigencia contemporánea respecto de lo que debe darse de manera apodíctica para conseguir un estado de derecho: la transparencia en la función pública.

Ello sin duda es un primer avance contra la corrupción, el tráfico de influencias, la impunidad, el idiotismo moral, etc. que nos hacen vivir en un estado de apremio pero no de derecho.

Tal el general y vago motivo que inicia este blog y que sin duda ,y con la participación de quien pudiera interesarse, quizá nos enriquezca en el afán común de perseverar en el ser.

Ojalá la discusión pública sobre un problema común como lo es el derecho ciudadano de acceso a la cultura nos aproxime a crear una política cultural en León, la cual hoy día, como todos en esta ciudad sabemos y vivimos, es por completo inexistente.

 
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