Ricardo Sheffield Padilla, presidente municipal PANista de
León, Guanajuato, México
(Imagén vía Periódico Correo)
Cancelan Festival Internacional
Dinero del FIAC se Va a la FENAL
Tenía FIAC Fallas de Planeación
Debe Festival Buscar Patrocinio: Sheffield
Enreda Escándalo a Cultura
Opacan Cultura
Proponen Artistas un Festival Alterno
Artistas Planean Defensa y Rescate del Festival
Buscan Dinero para Festival
Los artículos previos son tan sólo algunos de los publicados desde que la semana anterior fue anunciada la cancelación del Festival Internacional de Arte Contemporáneo de León 2011 (FIAC 2011) por parte del director del Instituto Cultural de León (ICL), José Luis García-Galiano Robles.
En una primera lectura es posible entender que el FIAC 2011 se canceló por falta de dinero pues los recursos del ICL fueron gastados en el sonado fracaso que constituyó la Feria Nacional del Libro en León 2011 (FENAL 2011). El director del ICL responsabilizó al presidente municipal panista de León, México, Ricardo Sheffield Padilla, de negar más recursos y éste, a su vez, respondió que el FIAC debía buscar patrocinios en la iniciativa privada.
El FIAC 2011 estaba en consecuencia cancelado.
Luego vinieron cierto revuelo entre la ciudadanía y los artistas leoneses, un cúmulo de protestas y críticas, intentos de agruparse por parte de burócratas culturales y "artistas" habituados a vivir a expensas del erario, balbuceos de propuestas para contravenir la cancelación del FIAC 2011... En suma: circo y ruido. Y sin embargo, el fracaso del Instituto Cultural de León como entidad pública y lo que ello expresa en términos democráticos ha sido soslayado.
La mención de la falta de recursos públicos como el motivo eminente para cancelar el FIAC 2001, es elocuente por sí misma al respecto: durante la pasada y la presente administraciones municipales del ultraderechista Partido Acción Nacional (PAN), en León, México, han sido invertidas decenas de millones de pesos en la construcción de atrios -"plazas", es el eufemismo local con que se les llama- para el templo Expiatorio y la Catedral leoneses.
El dinero público se invierte en la ortodoxia que corresponde a la fe en detrimento del peligro que el arte implica como nutriente de la conciencia crítica. Nada más natural en una teocracia, pero sin duda una abominación en el sentido de una democracia y la pluraridad que la funda, supone y alienta.
La corrupción antecede a este escándalo. Y uno no se refiere tan sólo al nepotismo denunciado y sancionado del anterior director del departamento de Desarrollo en las Artes del ICL, Óscar Garduño (fundador y benefactor del grupo de teatro "Los Tiliches del Baúl"), el cual se aborda en posts anteriores de este blog.
La corrupción tiene que ver con la falta de entendimiento sobre lo que es una democracia y las intituciones que anima y, a su vez, la constituyen y expresan en tanto que formas de administrar la libertad colectiva.
Por ello escamotear el derecho ciudadano de optar por la alta cultura no es una bagatela si se causa en el seno de un gobierno. Tal éste, quizá, un modo que revela tanto el origen de los equívocos y desmesuras que se desbordan en la administración de Ricardo Sheffield Padilla en relación con el arte y la difusión cultural.
EL Instituto Cultural de León bajo la dirección de José Luis García-Galiano Robles ha demostrado una ineficacia tal que mantenerlo en el cargo es un signo de que la administración del presidente Ricardo Sheffield simpatiza menos con la difusión de la vivencia estética entre la sociedad leonesa que con la prevaricación de sus subordinados -la rendición de cuentas sobre cómo han sido manejados los recursos del ICL es hasta hoy un vergonzoso pendiente, además.
Un saneamiento del Instituto Cultural de León que no implique la revisión de sus estatutos y la cabal renovación tanto de su Consejo Directivo como de la burocracia que lo parasita -en algunos casos desde hace lustros-, será en vano. Más aún si no hay procesos de investigación y, de ser necesarias, sanciones cuya exhaustividad verifique no sólo la necesidad democrática de entender el arte y los modos de la alta cultura como factores que sin contradicción causan el biemestar comunitario, sino de la legalidad y el Estado de Derecho como esenciales para conseguirlo.
La necesidad de crear un institución que dé cuenta de una genuina política cultural es un apremio que, mientras no sea abordado y resuelto con claridad y distinción, evidencia al Partido Acción Nacional y a su representante en León, el presidente municipal Ricardo Sheffield, en tanto que óbices para la cultura democrática y sus concreciones.
En una primera lectura es posible entender que el FIAC 2011 se canceló por falta de dinero pues los recursos del ICL fueron gastados en el sonado fracaso que constituyó la Feria Nacional del Libro en León 2011 (FENAL 2011). El director del ICL responsabilizó al presidente municipal panista de León, México, Ricardo Sheffield Padilla, de negar más recursos y éste, a su vez, respondió que el FIAC debía buscar patrocinios en la iniciativa privada.
El FIAC 2011 estaba en consecuencia cancelado.
Luego vinieron cierto revuelo entre la ciudadanía y los artistas leoneses, un cúmulo de protestas y críticas, intentos de agruparse por parte de burócratas culturales y "artistas" habituados a vivir a expensas del erario, balbuceos de propuestas para contravenir la cancelación del FIAC 2011... En suma: circo y ruido. Y sin embargo, el fracaso del Instituto Cultural de León como entidad pública y lo que ello expresa en términos democráticos ha sido soslayado.
La mención de la falta de recursos públicos como el motivo eminente para cancelar el FIAC 2001, es elocuente por sí misma al respecto: durante la pasada y la presente administraciones municipales del ultraderechista Partido Acción Nacional (PAN), en León, México, han sido invertidas decenas de millones de pesos en la construcción de atrios -"plazas", es el eufemismo local con que se les llama- para el templo Expiatorio y la Catedral leoneses.
El dinero público se invierte en la ortodoxia que corresponde a la fe en detrimento del peligro que el arte implica como nutriente de la conciencia crítica. Nada más natural en una teocracia, pero sin duda una abominación en el sentido de una democracia y la pluraridad que la funda, supone y alienta.
La corrupción antecede a este escándalo. Y uno no se refiere tan sólo al nepotismo denunciado y sancionado del anterior director del departamento de Desarrollo en las Artes del ICL, Óscar Garduño (fundador y benefactor del grupo de teatro "Los Tiliches del Baúl"), el cual se aborda en posts anteriores de este blog.
La corrupción tiene que ver con la falta de entendimiento sobre lo que es una democracia y las intituciones que anima y, a su vez, la constituyen y expresan en tanto que formas de administrar la libertad colectiva.
Por ello escamotear el derecho ciudadano de optar por la alta cultura no es una bagatela si se causa en el seno de un gobierno. Tal éste, quizá, un modo que revela tanto el origen de los equívocos y desmesuras que se desbordan en la administración de Ricardo Sheffield Padilla en relación con el arte y la difusión cultural.
EL Instituto Cultural de León bajo la dirección de José Luis García-Galiano Robles ha demostrado una ineficacia tal que mantenerlo en el cargo es un signo de que la administración del presidente Ricardo Sheffield simpatiza menos con la difusión de la vivencia estética entre la sociedad leonesa que con la prevaricación de sus subordinados -la rendición de cuentas sobre cómo han sido manejados los recursos del ICL es hasta hoy un vergonzoso pendiente, además.
Un saneamiento del Instituto Cultural de León que no implique la revisión de sus estatutos y la cabal renovación tanto de su Consejo Directivo como de la burocracia que lo parasita -en algunos casos desde hace lustros-, será en vano. Más aún si no hay procesos de investigación y, de ser necesarias, sanciones cuya exhaustividad verifique no sólo la necesidad democrática de entender el arte y los modos de la alta cultura como factores que sin contradicción causan el biemestar comunitario, sino de la legalidad y el Estado de Derecho como esenciales para conseguirlo.
La necesidad de crear un institución que dé cuenta de una genuina política cultural es un apremio que, mientras no sea abordado y resuelto con claridad y distinción, evidencia al Partido Acción Nacional y a su representante en León, el presidente municipal Ricardo Sheffield, en tanto que óbices para la cultura democrática y sus concreciones.