Monday, December 1, 2025

"Lasciate ogne speranza voi ch’intrate."

 La preparatoria Dante Alighieri de León, Guanajuato, presume llevar el nombre del gran poeta, pero en realidad funciona más como una adaptación libre —muy libre— del Infierno. No el literario: el de los fines de semana, ese que se enciende en una casa de cuatro cuartos, unos portones que parecen diseñados por  alguien que odia la alegría, y una cochera tan grande como la ambición de convertir la educación en un pretexto para la parranda.

Entre semana, el lugar intenta parecer una escuela: hay pizarrones viejos, sillas cojas y un par de posters motivacionales que no alcanzan a ocultar la humedad. Pero llega el viernes y todo cambia. El cartel de “Formando conciencias críticas” es reemplazado por uno invisible que todos conocen: “Bienvenidos al antro Dante’s”. Y la cochera, donde supuestamente se imparte filosofía, se convierte en una sucursal del noveno círculo… aunque aquí nadie traiciona a nadie: todos llegan voluntariamente a la borrachera infernal.

Es un espectáculo digno de estudio sociológico: estudiantes, exalumnos, colados profesionales y fauna nocturna diversa que no sabría citar un verso de la Divina Comedia, pero domina con maestría el arte de abrir una caguama con los dientes. Porque a falta de laboratorio de química, ahí se experimenta: mezclas explosivas de vodka barato, refresco caliente y decisiones lamentables que el lunes se intentan borrar con trabajos impresos a última hora.

Los vecinos ya lo saben: en la Dante Alighieri se estudia poco y se brinda mucho. La currícula real incluye Introducción al desmadreTaller de baile sin dignidad y Seminario de cómo evitar a la patrulla. Y sin embargo, la dirección insiste en presumir un “modelo europeo” de educación. Claro: europeo como los hostales donde se pierde la cordura y nadie recuerda quién rompió la lámpara.

Al final, la Dante Alighieri no es una preparatoria: es un antro disfrazado de institución y una casa que, si hablara, pediría vacaciones permanentes. El único fuego sagrado que arde ahí no es el de la sabiduría, sino el de las bocinas tronando y el de la parrillita improvisada.

Dante escribió: Lasciate ogne speranza voi ch’intrate.

Aquí deberían traducirlo así:
“Pierdan toda esperanza… y traigan hielo y caguamas.”  












 
Copyright 2009 Las mesetas del basilisco. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan